Un accidente de tránsito devastador que no solo le dejó lesiones físicas permanentes sino también el trauma de presenciar la muerte de un compañero. Este caso pone en evidencia las profundas secuelas que pueden generar los accidentes de tránsito y el papel clave de la justicia en su reparación.
Era un día normal de trabajo para Ricardo R., custodio de camión de caudales, hasta que la tragedia lo sorprendió. En medio de su jornada laboral, mientras regresaba a la base en un camión de la empresa, el vehículo sufrió un desperfecto técnico en plena Autopista del Oeste. Fue entonces cuando comenzó el momento más oscuro de su vida.
El camión se detuvo en la banquina, emanando humo del motor. El conductor y su compañero descendieron del vehículo para evaluar la situación y, en ese instante, otro camión los embistió violentamente. Ricardo -que se encontraba en la parte trasera- perdió el conocimiento y, al recuperarlo, enfrentó una escena aterradora: el camión volcado en un zanjón, él gravemente herido, y uno de sus compañeros, Norberto, fallecido en condiciones trágicas.
Este episodio dejó a Ricardo con lesiones físicas y psicológicas irreversibles. Además de una fisura en la séptima vértebra cervical y politraumatismos, sufrió un trastorno de estrés postraumático crónico que aún lo persigue. Los peritos que evaluaron el caso confirmaron que padece un 10% de incapacidad psicológica y un 5% de incapacidad física.
El proceso judicial reveló que el conductor del otro vehículo incurrió en una grave imprudencia. A pesar de la tragedia, las aseguradoras y las partes demandadas negaron inicialmente su responsabilidad y minimizaron los daños sufridos por Ricardo. Sin embargo, la justicia reconoció la gravedad de los hechos y ordenó una compensación económica por los daños físicos, psicológicos y morales.
El juez destacó especialmente el sufrimiento emocional de Ricardo. No solo tuvo que enfrentarse a su propia recuperación, sino también al impacto emocional de presenciar la muerte de un compañero de trabajo. Este daño moral, reconocido en el fallo, busca reparar el profundo dolor que esta experiencia le causó.